​“We already know that Romanian is the second language spoken in the Microsoft offices around the world” (Ya sabemos que el rumano es el segundo idioma más hablado en Microfost en nuestra oficinas de todo el mundo). Estas palabras las pronunció Bruce Andrews, secretario de Comercio del Gobierno de los Estados Unidos en su visita del pasado 11 de mayo a Bucarest y dejan muy claro el papel que los informáticos rumanos están jugando a nivel global en la industria del desarrollo de software.

José Miguel ViñalsFoto: Hotnews

Rumanía se está convirtiendo en un proveedor de alto nivel en el desarrollo IT para toda Europa.

Cuando en 2007 alquilé la primera oficina en Timisoara para lo que debía ser la actividad de VIA RUMANIA tenía como vecinos a una empresa belga. Sus oficinas ocupaban la mitad del espacio disponible en planta y tenían un enorme número de programadores. Recuerdo que me sorprendió pues no había imaginado que Rumanía pudiese ser proveedor de alta tecnología.

En estos últimos años el país se ha convertido en una productora de software y en exportador de talento. Son muchas las empresas americanas o europeas que han abierto aquí despachos. Las ventajas están claras: excelente calidad (por las muy buena universidades) y precios extremadamente competitivos.

Durante estos últimos años he visto cómo han ido creciendo, en Bucarest, Cluj, y también Timisoara, un gran número de empresas. Según ANIS (Asociatia Patronală a Industriei de Software şi Servicii IT ) son unas 5.000 las productoras de software activas en el país. Es más, según el siguiente blog Programat in Romania, citando los estudios de una auditora, la industria informática ofrecía 78.000 puestos de trabajo, que serán 110.000 en el 2018. En el mismo periodo los ingresos del sector pasarán de 2.400 millones de € a 3.700 millones de €. Para que nos hagamos una idea, las ventas totales del sector de la franquicia en Rumanía no superaron los 1.400 millones de € en 2014. De las ventas del sector informático, un 65% es exportación.

Personalmente, hasta hace poco, lo había visto desde la barrera. No sabía demasiado del sector aunque evidentemente estaba al corriente de su progresivo desarrollo.

Pero en junio me contactó una empresa americana, Capstone (www.capstonec.com) para plantearme una colaboración muy interesante. Capstone se instaló en Rumanía pocos años atrás para abaratar su producción y ser competitivos frente a empresas de India con creciente presencia en Estados Unidos. Si los precios americanos son 100 (los europeos, según el país no están muy lejos), los indios y rumanos son menos del 50%. A decir verdad, los indios un poco más baratos, pero la diferencia es pequeña y se compensa con otras ventajas apreciables, como puede ser la posibilidad de trabajar en husos horarios coincidentes o una cultura muy parecida. La empresa ha ido creciendo y ya dispone de un equipo con el que dar un salto adelante y ofrecer sus servicios por toda Europa. Ahí es donde nos ponemos de acuerdo con el fin de expandir su base de clientes.

La ventaja es más que real. Los salarios rumanos son un 27% de los americanos, un 36% de los británicos, un 40% de los alemanes y un 67% de los españoles. El producto IT rumano es, sin duda, muy competitivo.

Pregunté a mis conocidos de distintos países de Europa si la programación es un servicio necesario. La respuesta unánime fue que la demanda no se acaba: hay falta de informáticos en los países occidentales para cubrir las necesidades de toda la economía en general.

Rumanía debería por tanto apostar fuerte por esta industria. Curiosamente es el propio sistema el que frena la producción de nuevos licenciados universitarios. El decano de la Facultad de Económicas de una universidad rumana me comentaba hace poco la rigidez del sistema, que impide destinar a nuevos informáticos fondos previstos para estudios que ya no tienen demanda en la sociedad actual. La razón es no tener alternativa para los profesores que en principio perderían su trabajo. Así pues, por mantener en su puesto un grupo de docentes se sacrifica el futuro económico del país y de miles de posibles nuevos licenciados. Quizá sería más interesante para las arcas del Estado la estrategia contraria, digo yo.

El licenciado informático rumano:

– Cobra mucho más de la media nacional

– Se convierte directamente en componente de la clase media que tanto necesita este país

– Tiene alta capacidad de consumo.

– Ayuda a cambiar, y para muy bien, la imagen de Rumanía en el extranjero

– Se convierte en un motor importantísismo de exportación

– Tiene muchas menos razones para emigrar ya que con su sueldo vive mejor en Rumanía que varios otros países

Ahora el Estado debe poner algo de su lado. Recientemente di una conferencia en la que destaqué a Irlanda como ejemplo de país que ha sabido pasar, a mediados de los 80 usando la estrategia adecuada, de pobre a rico. Y la estrategia pasó por:

– Reconocer que había un serio problema: economía poco desarrollada

– Establecer una política industrial seria basada en el alto valor añadido

– Política fiscal muy ventajosa para start-ups

– Planificación universitaria

– Visión global: pasar de un único mercado destino (Reino Unido) a abrir mercados en todo el mundo, básicamente EEUU.

Este es un sector de futuro y el sector empresarial en Rumanía lo está utilizando. El gobierno, por medio de las distintas administraciones, debe darle un empuje y ayudar a su proyección internacional. Es uno de los sectores que pueden cambiar el país para bien.

José Miguel Viñals

Director General Via Rumania

Cónsul Honorario de España en Timisoara