He recibido esta semana copia online del informe publicado por Mckinsey que, bajo el título “Poland 2025, Europe’s new growth engine” (Polonia 2025, nuevo motor de crecimiento de Europa), analiza Polonia y su potencial futuro en un escenario conservador (2,4% de crecimientod el PIB anual) o agresivo (4% de crecimiento anual).

Conac in PoloniaFoto: planete-deco.fr

Nunca he estado en Polonia, aunque de una forma u otra he mantenido, tangencialmente, bastante más contacto con este país que con otros de la UE que aún no he visitado. Entre otras muchas cosas, años atrás me apunté en la lista de envío del Consulado de Polonia en Barcelona para recibir por email las comunicaciones periódicas “Polska a Catalunya”. En ellas anuncian básicamente eventos culturales o de carácter histórico, aunque también comunicados e invitaciones sobre presentaciones económicas. Fui a una de ellas, en el 2009 o 2010, celebrada en el edificio de Fomento del Trabajo en Vía Layetana de Barcelona. En esta jornada un gran número de expertos, en su mayoría polacos llegados expresamente para el acto, desgranaban los planes económicos del país y las importantes inversiones que se preveían con la excusa de la Eurocopa 2012. Una de las ponencias, recuerdo, versaba íntegramente sobre la modernización del sector del ferrocarril, otra sobre la red vial. Entre los asistentes estaban representadas, como es normal, grandes empresas españolas de infraestructuras y constructoras, pero también algunos pequeños empresarios con ganas de saber más sobre el potencial polaco. Para los españoles, Polonia formaba (y forma) parte del bloque de países del Este de los que no sabemos a penas nada y que cuesta ubicar correctamente en el mapa. Había interés, a pesar de lo largas y pesadas que se hicieron algunas de las presentaciones (los mejores técnicos no siempre son los mejores presentadores, pasen por un curso de teatro, por favor) pues todos olían negocio. Yo no, yo iba a mirar, a ver qué hacen las instituciones polacas para promover su economía y a ver qué podía aprender yo de ellos en mi objetivo de promocionar Rumanía. Imagino que estas presentaciones no las hacían sólo en España, sino en toda Europa.

Me da la impresión que los polacos siempre se han sabido presentar bien. De 1998 al 2004 estuve viviendo en París. La sociedad francesa debatía mucho la entrada de Polonia en la UE y la consecuente invasión de mano de obra barata desde ese país hacia Francia, lo que provocaría un cataclismo económico y social en las Galias. La simplificación mental llevó a personalizar al nuevo invasor en la figura de la enfermera y del fontanero polaco. Alguien en el gobierno polaco decidió usar esa imagen, contraatacar y desactivar la campaña negativa a través de algo tan amable como el humor y la seducción presentando a la enfermera y al fontanero al público francés.

La imagen de lo que son sin duda dos competentes profesionales de la enfermería y de la fontanería polacos, dejando claro su dominio médico y como manitas respectivamente, con preciosos paisajes y mensajes “Polonia: Te espero” y “Bienvenida a Polonia” quizá no anularon los recelos de los críticos más feroces, pero redujeron mucho el miedo ese fácil de la sociedad (es decir todos nosotros), siempre dispuesta a creer escenarios catastróficos. Quizá los polacos no vendrían a Francia, y quizá los franceses sí que irían a Polonia, a ser tratados en lo que se ve claro que son los excelentes hospitales del país. Más difícil es que las francesas llevasen sus problemas hidráulicos caseros a la otra punta de Europa, pero si lo hacían, ahí las esperaba un verdadero profesional.

Rumanía era (y es) otro de los países del Este que a muchos españoles cuesta ubicar aunque dispone junto a Polonia de una ventaja: su tamaño. Polonia es el mayor (casi como España, en superficie y población), mientras que Rumanía es el segundo (mitad de superficie y población que Polonia). La percepción en cualquier caso juega en su contra, y nunca he visto una campaña institucional rumana que quiera contrarrestar esta situación y sea mínimamente efectiva. Ya he dicho en otras entradas en el blog, que es necesaria.

Sea como sea, con humor o sin, Polonia ha hecho un progreso admirable en los últimos años, sin que la crisis europea haya tenido un efecto tan duro en su economía como en la del resto de la UE.

Puede parecer contradictorio que en un blog dedicado a promocionar las oportunidades empresariales rumanas, dedique todo un artículo a destacar y a alabar claramente las bondades de uno de sus principales competidores, pero no lo es. Es complementario. Para mí,lo que Polonia representa en el norte de Europa lo ha de representar Rumania en el sur. Polonia y Rumania se ubican en extremos opuestos, con salidas a distintos mares, posiciones estratégicas de primer orden como países en el límite de la UE, tamaños y poblaciones considerables; su estabilidad es clave para Europa y el potencial de ambos es muy grande. Si me permiten, creo que el de Rumanía debería de ser incluso mayor, por su ubicación clave aunque nos faltan cosas tan básicas como un mayor grado de formación y de cultura en amplias capas de la población que nos permita aprovechar al máximo todo ese potencial para el bien general. La experiencia económica polaca podría ser un modelo para Rumanía y a nadie se le han de caer los anillos por ello, igual que España se ha de fijar mucho más en Alemania en gestión económica. Los orgullos no sirven de nada.

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