Ha sido un acto reflejo instantáneo el plagiar el título de la novela de Dickens para esta entrada en el blog. La realidad es que mi artículo tendrá poco que ver con ese relato, el de Londres y París, representando las dos Europas de principios del s XIX: la de la calma y la del tumulto social.

José Miguel ViñalsFoto: Hotnews

Cuando llegué a Timisoara en el 2007 yo sabía muy poco de Rumanía. Primero fui a Bucarest en un febrero con abundante nieve y en un vuelo que llegaba de madrugada. El taxista nos timó a mi cuñado y a mí, como a primerizos cobrándonos 40 € por ir de Baneasa al NH en una de las ciudades con el taxi más barato de Europa. Eso sí, vimos toda la ciudad de noche, si bien el Bucarest de entonces dejaba aún mucho que desear.

Si bien no puedo decir que me gustase la ciudad, tampocó lamenté haber ido. Pasábamos el día visitando proyectos empresariales, y en mis ratos libres escapaba de la compañía de mi cuñado para satisfacer mi mayor vicio: visitar librerías. Sigo yendo a las mismas cuando vuelvo a Bucarest. En todo caso, a diferencia de ahora, no me interesó mucho lo que vi y pensé que no iba a volver.

Hasta que ese mismo abril alguien propuso a mi cuñado ir a Timisoara. Pronto hará ya 7 años. Llegamos a una ciudad en primavera, pequeña y más amable y me pareció un sitio menos complicado que la capital donde empezar, ya en solitario, una aventura empresarial.

En los meses siguientes, una vez establecido, varias las personas me preguntaron por qué Timisoara y no Cluj. Cluj era para ellos una ciudad mucho mejor, más dinámica, más moderna, con más vida empresarial, mejor comunicada con España y con el resto de países. Es cierto que Cluj se conocía en España más que Timisoara.

En el 2010 fui a Cluj y me gustó. Vi un centro más cuidado, una ciudad más limpia y un ambiente más moderno. Timisoara es (y se nota) una ciudad más conservadora y durante muchos años menos preocupada por su aspecto, si bien salta a la vista de cualquiera que esta situación está cambiando.

Esta semana ha aparecido en un diario de Cluj un artículo(http://www.monitorulcj.ro/actualitate/34798-clujeanul-iosif-pop-da-de-pamant-cu-clujul-si-sustine-timisoara-someri-mai-multi-in-cluj-oameni-mai-harnici-in-timisoara#sthash.m95VZHNu.dpbs) en que un conocido empresario de la ciudad, tras analizar ambas ciudades en vista a la candidatura de ambas a Capital Cultural Europea 2021 declara lo siguiente (resumen):

“La capacidad de los timisoreanos de crear puestos de trabajo es mayor, el número de empleados en Cluj es inferior al de Timisoara en 50.000 con igual población. El paro en Cluj es doble del de Timisoara”

” Las empresas de Timis están mejor organizadas, son más eficiente, gente más trabajadora. En Cluj hay un 15% más de empresas activas pero su volumen de negocio es 8,75% menor y su beneficio 35% menos que en Timis”

“Cluj está más desarrollada en IT y servicios financieros, mientras que Timis lo esá en industria y agricultura”

“Timisoara accede mejor a fondos europeos, recibiendo 232 millones de lei frente a 45 de Cluj”

El empresario solicita una importante reducción burocrática en Cluj y la creación de una oficina de acceso a fondos europeos para atraer inversiones a la ciudad. Yo apoyaría las mismas propuestas para Timisoara, la burocracia y la administración a veces nos desangran de forma completamente ilógica.

Timisoara tiene aún mucho que mejorar y ha de ser más eficiente y “friendly” para todos, ciudadanos y empresarios. Nos corresponde a todos los que en ella vivimos intentar mejorarla, no sólo al ayuntamiento.

Me alegra tremendamente que haya una especie de competición entre Cluj y Timisoara, sólo puede ser bueno para ambos. Algo así pasa en España entre Madrid y Barcelona o entre Sabadell y Terrassa en la provincia de Barcelona. Esa competencia, ese no querer ser menos que el otro es un acicate a la mejora.

Particularmente no me preocupa en absoluto cuál es la segunda ciudad. Tanto una como otra tienen grandes activos. Todos tendemos a creer que la hierba del vecino es más verde, aunque no es mi caso. Yo miro a Timisoara, me gusta lo que veo y trabajo en lo posible para que mejore, seguro de que el esfuerzo vale la pena. Seguro que en Cluj muchos hacen lo propio, ojalá les vaya muy bien.