Desde el sur de Alemania hasta el Mar Negro, el Danubio atraviesa diez países. La intención de la UE es convertirlo en una carretera acuática que vincule a toda la región. Una reunión en Ratisbona trazó el plan, relataDeutsche Welle.

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El río Danubio ha marcado el desarrollo de Europa. Desde hace siglos, sus aguas han sido testigo de movimientos migratorios internos. Está presente en el imaginario de los suabos, y los colonos alemanes se establecieron en las llanuras bañadas por el curso fluvial. Ambos fueron los responsables del crecimiento económico y de generar estrechos vínculos con sus vecinos. Eso, hasta que la Segunda Guerra Mundial y la Cortina de Hierro separaron a los países bañados por el Danubio. Las consecuencias de esa división se sienten hasta el día de hoy, y apenas el 10 por ciento de las rutas fluviales son utilizadas.

La cooperación regional es en algunos lugares un concepto desconocido. Países vecinos como Bulgaria y Rumania tienen más cercanía comercial con Alemania que entre sí, porque carecen de vías, como puentes y carreteras, que crucen el río. Los países ribereños se enfrentan a problemas ambientales, inseguridad en el suministro energético, pobreza estructural y jóvenes sin perspectivas. Para revertir esta situación, la llamada “estrategia del Danubio” de la Unión Europea desea incentivar y reforzar el trabajo conjunto de los estados que conforman esa enorme región.

El proyecto se centra en la protección medioambiental, en la cultura, la ciencia, la seguridad, el desarrollo energético y, sobre todo, en la economía. Son ocho los estados miembros que se verían beneficiados: Bulgaria, Alemania, Austria, República Checa, Hungría, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia, así como seis países extracomunitarios: Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Moldavia y Ucrania. Un año después de que el Consejo Europeo presentara esta estrategia, varios proyectos se han puesto en marcha. Entre ellos, uno en el estado de Baden-Württemberg, donde el Danubio corre como un pequeño arroyo, y donde hoy viven unas 300 mil personas. Ese estado fundó -en colaboración con universidades de Eslovaquia, Serbia y Rumania- cuatro centros tecnológicos cuya misión es transmitir los conocimientos de las universidades a las empresas de la región.

Para esta estrategia, la UE no pondrá fondos adicionales, pues los recursos existentes son suficientes. Pero algunos países del sudeste europeo, en especial Rumania, se han quejado por la lentitud del proceso. Un obstáculo importante: muchos lugares tienen una administración pobremente organizada y una burocracia confusa. Para las empresas medianas de Alemania, la corrupción es también un problema que impide mayores inversiones en la región. El gobierno federal alemán no tiene previsto inyectar recursos adicionales a la región, dijo claramente la canciller Angela Merkel.

La región del Danubio también ha sentido el impacto de la crisis financiera, y por ello los países ubicados a lo largo del río han aprendido a manejar mejor sus recursos. Una clave está en el trabajo regional conjunto, dice el comisario de Política Regional de la UE, Johannes Hahn: “En Europa hablamos, en el contexto de la crisis, de la necesidad de crecimiento, de crear puestos de trabajo. Por ello debe tomarse como ejemplo lo del Danubio. Ahí tenemos potencial de crecimiento a través del trabajo conjunto entre Baden-Württemberg y Moldavia”.