El Banco Mundial se muestra preocupado por el alto índice de trabajo negro en los países de la Europa del Este, que priva a estos Estados de recursos "cruciales" en un momento en el que el impacto de la crisis de la zona euro está haciéndose sentir de manera intensa, según se desprende un informe publicado este martes, citado por AFP.

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La economía sumergida alcanzaba hasta el 30% del Productor Interior Bruto (PIB) en Rumania en 2007, mientras que Bulgaria sumaba el 40% y Hungría el 20%, lo que reduce las fuentes de financiación presupuestaria de los gobiernos y los sistemas de protección social.

"Resulta crucial que se integren a los trabajadores y empresas de la economía informal en el mercado legal para asegurar a largo plazo el crecimiento económico en Europa del Este", subraya el Banco Mundial, que precisa que se tratan de países afectados por "la crisis del euro" y el "envejecimiento de la población".

"Los nuevos Estados miembros de la UE no pueden permitirse tener un volumen tan importante de su economía en el mercado informal porque a corto plazo le afecta en los presupuestos públicos y, a más largo plazo, supondrá una reducción de la población activa", explicó la experta del Banco Mundial, Katarina Mathernova, citada en el comunicado de prensa.

Para integrar el mercado negro en la economía funcional, los economistas apuestan por medidas fiscales "más atractivas", a través de los impuestos sobre el trabajo.

Para compensar la falta de ingresos en las arcas públicas, los expertos de la organización internacional creen que resulta necesario instaurar un impuesto progresivo sobre los bienes inmuebles.

Antes de poner en marcha estas medidas "se deberán estudiar las reformas teniendo en cuenta cada contexto nacional".