​Se suponía que Nadia Comaneci no lloraba, que no tenía emociones, que ella era, después de todo, algunos podrían decir, una robótica gimnasta, una pequeña cosa que a la edad de 14 años, solo dio una breve sonrisa cuando ofreció al mundo uno de sus más memorables momentos deportivos: la primera vez de una puntuación de un diez perfecto, en su rutina de las barras asimétricas, en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976, publica el portalDaily Mail.

Nadia ComaneciFoto: Agerpres

Pero aquí está ella, 38 años después, toda una mujer con una figura de reloj de arena y un hijo de ocho años, Dylan, que finalmente deja salir las lágrimas, la risa, la tristeza, la alegría. 'Creo que un montón de gente en realidad no me conoce. Ellos piensan, "Ella es así", o "Ella es asao". Dicen que no tengo emociones, ¿qué hago?, no podía dejarlas salir. Tenía que mantenerlas en mi interior'.

Nadia, ahora de 52 años, se crió en Rumania durante los años de represión brutal del régimen de Nicolae Ceausescu. Ella era, como ella dice, 'Escuchada, seguida. Yo sabía que ellos sabían en todo momento, donde yo estaba y con quién estaba hablando. "Cuando el castigo por una indiscreción es sufrir sólo Dios sabe qué, a manos de la policía secreta, uno aprende a no llevar su corazón en la manga".

Siga leyendo el reportaje.