El comportamiento racista de un sector de su afición le va a salir caro a Hungría y a Bulgaria. Ambos combinados nacionales han sido castigados por la FIFA a jugar sus próximos partidos a puerta cerrada, además de tener que pagar sendas cuantiosas multas de 33.000 y 29.000 euros respectivamente, relata Euronews.

En el caso húngaro, los hechos sucedieron durante un amistoso ante Israel en Budapest, en el que un grupo de seguidores entonaron cánticos antisemitas y mostraron símbolos ofensivos. Los seguidores entienden que la sanción es justa: “Creo que es la decisión adecuada y puede ser una lección para los aficionados, para que aprendan a disfrutar del fútbol de forma educada”, explica un joven aficionado.

De esta manera, Hungría jugará su próximo partido en casa ante Rumanía sin aficionados en las gradas. Es decir, por culpa de unos cuantos, ‘paga’ el resto de la afición: “Creo que es un problema, pero solo de un pequeño grupo de aficionados y esta decisión afecta a todos los demás”, argumenta otro aficionado.

En el caso de Bulgaria, el episodio racista se vivió en un partido contra Dinamarca de la fase de clasificación para el Mundial. El objeto de los insultos fue el jugador danés Mtiliga. Además, se lanzaron varias bengalas al campo. A sus seguidores no les convence la decisión de la FIFA:

“Es un castigo demasiado injusto, impuesto a un país de Europa del Este”, opina un aficionado, contrariado.

El duelo a puerta cerrada será el que disputen lo búlgaros contra Malta en marzo. Con estas medidas, la Comisión Disciplinaria de la FIFA pretende reforzar su lucha contra el racismo