Rumanía reforzó su liderato del Grupo D con una importante victoria en Estambul frente a una selección turca que empieza a tener muy complicada su presencia en el Mundial de Brasil 2014, informó el Mundo Deportivo, citando a la agencia EFE.

Grozav, reusita de trei puncte la IstanbulFoto: AGERPRES

Rumanía mantiene la cabeza del grupo de forma incontestable, con siete goles en su haber y ninguno en el lado del debe, mientras que Turquía se queda con tres marcados.

Los turcos empezaron bien, pero no pudieron. Tras unos minutos de calentamiento, el equipo rojo se lanzó a fondo, consciente de que un empate en esta ronda, al jugar en casa, casi equivale a una derrota.

Durante buena media hora, la mayor parte del juego se desarrolló en la mitad rumana del campo, aunque el equipo amarillo también supo lanzar varios ataques, normalmente descabezados por la defensa turca y en un par de ocasiones por Volkan, el portero.

Tanto en los ataques como en los movimientos de defensa destacaba la precisión y limpia coordinación del equipo rumano, suficiente para aguantar los reiterados embistes de la algo caótica pero arrolladora máquina turca, pero no lo bastante fuerte como para superarla en su propio espacio.

El gol rumano llegó más bien de sorpresa, tras una dura caída del capitán turco, Emre Belozoglu, que en esta temporada viste los colores del Atlético de Madrid. Superado el minuto 45, y tras una escaramuza ya algo desganada en el centro del campo, el delantero Gheorghe Grozav vio de repente el cielo abierto y se lanzó a la portería. Volkan Demirel apostó por arrebatarle el balón aún lejos de la red y le salió al encuentro. Fatal error de cálculo.

El gol infundió valor a los rumanos que empezaron la segunda mitad con buen pie y pusieron en aprietos a la defensa turca; tal vez sólo un resbalón de Marica ante una portería poco defendida salvó al equipo rojo de un segundo gol.

Pero los turcos se rehicieron pronto y empezaron una contraofensiva que fue "in crescendo" hasta convertirse en los últimos diez minutos en un verdadero asedio a la portería rumana, que hizo pasar ratos tensos a Tatarusano.

Pero no alcanzó. Demasiado impenetrable eran la defensa cárpata; siempre había un jugador amarillo justo en la trayectoria del balón. No hubo suerte para la hinchada turca que acompañaba todo el juego, todos los altibajos con ensordecedores cánticos para animar a sus héroes. Perdieron por la mínima y en un partido muy equilibrado, pero les hará falta mucha moral para enfrentarse el martes a Hungría.