Ioana Gruiu, ganadora del premio Andalucía Joven de Poesía por el libro de poemas 'El sol en la fruta', finalista del premio García Lorca de poesía por 'Otoño sin cuerpo' y ganadora del mismo en la modalidad de cuento por 'Nightawks', concedió una entrevista al diarioGranada Hoy.

-¿Qué significan los premios literarios?

-Para mí el premio Andalucía Joven de Poesía significó la oportunidad de publicar mi libro de poemas en una editorial destacada como Renacimiento. Los premios literarios son a veces la única posibilidad de publicación que tienen hoy día los autores jóvenes. En mi caso, el premio me ha dado no sólo la oportunidad de publicar el libro de poemas, sino también mi novela.

-¿Con qué género se identifica más?

-Me encuentro a gusto tanto en la poesía como en la narrativa y el ensayo.

-Como profesora de Literatura comparada en la Universidad de Granada, ¿cree que la diferencia narrador/poeta tiene sentido?

-Bueno, son géneros distintos, aunque compartan muchos requisitos (trabajo de construcción de la emoción, ritmo, intensidad, tensión, elaboración, búsqueda de sentido).

-¿Cómo ha sido su evolución como escritora?

-Empecé escribiendo poemas, luego cuentos y por fin me atreví con una novela. La lectura fue fundamental, por supuesto (no se puede escribir sin leer mucho) y procuré también trabajar el oído y seguir, sobre todo en el caso de la novela, una cierta disciplina de escritura. Enlazando con la pregunta anterior, mi método es distinto a la hora de escribir poemas, cuentos o novelas. Si para los poemas la concentración en un corto espacio de tiempo es básica, en los cuentos y especialmente en las novelas hay que mantener un rimo de trabajo intenso durante mucho tiempo, prestando atención a la historia, la estructura, los personajes.

-Usted llegó a Granada en 1997, ¿qué le trajo aquí? ¿es una ciudad de poesía?

-En Bucarest estudié en un instituto bilingüe, Cervantes. Cuando estaba a punto de acabar el equivalente al COU, supe que la Universidad de Granada ofrecía dos becas para Rumanía y que había que hacer la selectividad. No lo pensé mucho. Por supuesto que para mí era la ciudad de la poesía, la ciudad de Federico García Lorca, pero también la oportunidad de vivir en otro país otra vida con dieciocho años.

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