Su número no supera las 400 personas. Todos han estudiado en alguna universidad de prestigio o alguna escuela de Europa. La misión de este “cuerpo” de expertos, cuya formación fue financiada parcialmente por el Estado rumano, pasa por mejorar el sistema administrativo del país. Pero, no todo es un camino de rosas.

Sediul ANAFFoto: Google Street View

“Normalmente, a la vuelta a Rumanía, nos reparten a una institución, al principio com administradores públicos; luego, nos nombran en puestos de altos funcionarios, como secretario general del Gobierno o de los ministerios”, explica Alex, quien trabaja como administrador en un ministerio clave.

El funcionario, en cambio, explica que no es tan simple como aparece, puesto que el sistema presenta una gran resistencia entonces cuando está obligado a integrar a los nuevos talentos.

Los programas de formación “Young Professional Scheme” (YPS) y las becas especiales del Gobierno rumano se conceden desde antes que Rumanía ingresara a la Unión Europea en 2007, con la idea de profesionalizar la función pública y reformar la gestión de los recursos humanos de la administración.

En el marco de estos cursos figuran unas prácticas de varios meses en instituciones públicas de otros Estados miembros de la UE. Hasta ahora, hay cuatro promociones que se han licenciado bajo este programa, pero la colocación de estos 400 jóvenes especialistas parece complicada, debido a que está ligada a la reforma del todo el sistema público rumano.

“Los puestos de la administración están ocupados especialmente por personas de más de 40 años y no es fácil hacerles aceptar que un joven de 25 años pueda ser su superior”, asegura Alex. Pero los problemas no terminan aquí: Las instituciones no comunican lo suficiente sobre las necesidades de personal, sobre todo la Agencia Nacional de Funcionarios Públicos. E, incluso, las respectivas instituciones se muestran muchas veces incapaces de realizar hasta una estimación correcta de sus necesidades en materia de recursos humanos.

Por otra parte, las evaluaciones externas de los resultados profesionales de la administración pública no reciben el apoyo de los organismos presupuestarios, a excepción de los proyectos financiados con fondos europeos. La agenda pública parece tener siempre otras prioridades.

Por tanto, la Administración Pública de Rumanía aguanta críticas al ser acusada de ineficaz y de inclinarse por el clientelismo. Sin embargo, calma constatar que algunos especialistas jóvenes empiezan a hacer orden o, al menos, lo intentan.