Rumanía establece un servicio de ambulancias en Balti, como uno de los muchos intentos de apartar Moldavia del centro de influencia ruso, sobre todo tras la pérdida de Crimea por parte de Ucrania. Entre la población de Moldavia, dividida entre varios grupos étnicos, las acciones de Rumanía han causado reacciones mixtas: algunos las ven como un intento de armar un baluarte en contra de Rusia, mientras que otros temen que Rumanía intente anexar Moldavia.

ChisinauFoto: Petrut Calinescu

Parte de la Rusia zarista durante un siglo, Moldavia se incorporó en la así llamada Rumanía Grande después de la Primera Guerra Mundial, para ser luego anexionada por la Unión Soviética, en 1940. Actualmente se encuentra dividida entre una mayoría rumano hablante y la zona de Transnistria – apoyada por Rusia en uno de la serie de conflictos congleados que han contribuido al mantenimiento de regiones separatistas de la antigua Unión Soviética bajo el control de Rusia.

El general de las fuerzas aéreas de EEUU y comandante supremo aliado de OTAN en Europa, Philip Breedlove, piensa que Rusia podría adherir fácilmente Transnistria. Moscú, sin embargo, rechazó tales rumores.

Aunque ha habido personas recelosas de las intenciones de Rumanía, los coches rojos de Volkswagen han despertado la admiración y el agradecimiento de los aldeanos acostumbrados a los caminos cenagosos y sin pavimentar. La gente que llama al 903 por una ambulancia nos pide que enviemos los coches rojos con los hombres de rojo, cuenta Ion Picalau, un rescatista del servicio de emergencia de Balti, a unos 40 km de la frontera natural del río Prut.

Moscú advirtió a Moldavia de que su intento de mejorar las relaciones con la Unión Europea llevaría a la pérdida definitiva de Transnistria y a un precio más elevado del gas. Por su parte, el gobierno rumano se muestra inflexible. El primer ministro rumano, Victor Ponta, declaró que el principal arma de Rusia era la energía y prometió seguir adelante con la construcción de una red de gas entre Rumanía y Moldavia.

Mientras tanto el servicio de emergencia y rescate establecido por Raed Arafat a principios de 1990 se está preparando para extenderse a ambos lados de la frontera. Este tipo de iniciativas viene acogido calurosamente por los rumanos, una tres cuarta parte de los que desean la reunificación con Moldavia.

Al otro lado del río Prut, sin embargo, la gran mayoría apoya la continuada independencia estatal de Moldavia. Su adhesión a la Unión Europea parece también un proyecto a largo plazo. La UE declaró que no tiene pensado recibir nuevos miembros en los siguientes 5 años. Para albergar esperanzas de adhesión, Moldavia tiene que cumplir los criterios en cuanto a los derechos humanos y a la ley y convertirse en un mercado económico funcional.

Petr Neichovcchen, un funcionario de la municipalidad de la región Gaugazia en el sur de Moldavia, declaró que las minorías búlgara, ucraniana, rusa y gagaúza se sentían amenazadas por las relaciones cada vez más estrechas con Rumanía e indiferentes con respecto a la UE. Nosotros, los búlgaros y los gagaúzos, consideramos la adhesión a la Unión Europea como un proceso complicado que llevará décadas, mientras que la cooperación con Rusia es una realidad alcanzable mañana, añadió Neichovcchen.

Comercio y luchas por el gas

Tras las restricciones que Rusia impuso a Moldavia a la importación de vino, fruta, legumbres y carne, Rumanía se convirtió en el principal socio comercial.

En cuanto a la red de gas, el año pasado se inauguraron 43 km de gasoducto, un proyecto que cubre el 5% de las necesidades energéticas de Moldavia. Rumanía piensa en extender el gasoducto hasta Chisinau, la capital de Moldavia, y ofrecer el gas a $246 por 1000 metros cuadrados, frente al precio de Rusia de $300. Al precio propuesto por Rumanía también se añadirían tarifas de transporte, que todavía quedan por negociar. Hay sin embargo quienes notan que el gas no circula todavía y que el gasoducto hacia Chisinau probablemente no se construya.