Bucarest pidió el jueves explicaciones al Gobierno húngaro por la muerte el lunes de un compatriota en una comisaría de policía del sur del país magiar. Ha sido en Izsak. Dos policías habrían supuestamente agredido a un ciudadano rumano de 47 años acusado de robo durante varias horas. Poco después murió, antes incluso de que pudiera llegar la ambulancia.

El jefe de la investigación en Hungría, Geza Fazekas, ha asegurado que los dos delitos por los que se les procesará podrían suponerles entre dos y doce años de prisión. Los dos agentes han sido apartados del servicio y ya están a disposición judicial.

Los testigos afirman que la cara del fallecido quedó irreconocible por la paliza. Estaba acusado de haber robado una sierra eléctrica. Las autoridades húngaras se han mostrado escandalizadas por el caso y aseguran que no quedará impune.