Me desplacé al departamento de urgencias del hospital de Bender. Algunos empleados estaban tomándose un café frente al edificio. Oigo hablar en rumano y pregunto por Igor. Hallo que se había marchado por una urgencia, por lo que nos sentamos para esperarlo.
A nuestro lado, se encontraba una mujer bebiendo un té. Me decido a hablar con ella y descubro que es de Bucarest y que está de vacaciones porque su nieto lleva viviendo en Bender desde hace cinco años. Maria Ogurtova me cuenta su enfado puesto que no entiende ninguna palabra de lo que habla la gente de su alrededor. La mujer intenta convencer a su nieto para que regrese a casa. En ese momento, Igor llega con la ambulancia.
Centralita del hosiptal de Bender
Igor Mihailov, un hombre de casi 60 años, se ha pasado un cuarta parte de su vida trabajando como sanitario -personal sanitario- para el servicio de urgencia de Bender. No tiene mucha preparación médica, ya que antes trabajaba como vigilante. Se niega a responder cómo empezó a trabajar en el hospital, cambiando rápidamente el tema.
El centro tiene unos 160 empleados, divididos en tres o cuatro grupos por día. Por la noche, vienen los médicos que quieren hacer horas suplementarias y mucho de ellos trabajan en el hospital o en una clínica. El salario medio de un doctor ronda los 230 euros y el del personal sanitario se encuentra en unos 100 euros.
Maria Ogurtova se halla ante el hospital
Una habitación de los pacientes
Igor trabaja por turnos de 24 horas, en total tres días a la semana, pero viene un día sí y otro no por motivos económicos. Sus días extras están contados como mediodía, por lo que la suma extra que gana no es significativa. Cuenta que el contable ha estado 20 años en la cárcel y que hace lo que quiere en el hospital.
Los conductores de ambulancias tienen un salario de unos 150 euros y tienen que comprar las piezas de recambio de los coches cuando se estropean. Si no lo repararan, entonces no tendrían trabajo.
Dos ambulancias en el parking del hospital
Interior de la ambulancia
En total hay 10 ambulancias que se ocupan de Bender, Varnita y los pueblos de alrededor. Algunas veces incluso salen del territorio de Transnistria. Muchas veces no pueden responder a todas las llamadas, unas 90 por día, por lo que piden la ayuda de los taxistas.
Igor se tiene que volver a marchar y yo pongo rumbo a traversar el río Nistru.
Primera parte: 12 horas en Transnistria
Nota: por motivos de seguridad, los nombres del artículo son ficticios
Andrei Ionita es un periodista independiente de Bucarest, que ha trabajado en Thomson Reuters Rumania y otras publicacioness rumanas y extranjeras.
